Lunes, 8 de la matina. Julio entra en la estación Carlos Gardel de la linea B de subte, directo desde el Shopping Abasto. Cuando llega finalmente al andén, ahi nomás terminada la escalera, está aquel muchacho de imágen desprolija, el mismo de todos los días, que pide tan solo unas monedas (esas que a Julio se le caerán en el sillón de su casa más tarde) para poder comer.
Ya adentro del tren, sube un hombre en silla de ruedas con su hija en brazos. El paralítico hace un pedido, sin golpes bajos. Pide otras tantas monedas, para poder darle de comer a su hija. "¡Ni en pedo! -piensa Julio- ¡Con lo que me hacen falta para el bondi!". Julio viaja siempre en subte; de su casa al trabajo, del trabajo a la casa... pero quien sabe, ante alguna urgencia tal vez las necesite.
Llega a su trabajo y ve al mismo cieguito de todos los mediodías (se ve que ese día había madrugado). Julito lo saluda con una palmada en el hombro y un "¿Qué hacés, che?" afectuoso, como si con eso la vida del ciego estuviese solucionada y las estampitas que tiene en la mano las vendiese por placer.
Luego de un arduo día de trabajo, vuelve a su casa, no sin antes repetir todo el mismo proceso a la inversa. Los mismos personajes que todas las vueltas a casa desce hace tres años.
Sin embargo, cuando se baja en la estación Los Incas y va tranquilo a su casa, sucede algo inesperado: se encuentra con un hombre cincuenton, prolijo... "clase media, bien", deduce Julio. Se lo ve dubutativo... va de aca para alla, de aca para alla. Julio pasa lento a su lado, la intriga lo mata. En eso, el cincuenton se le acerca y le dice (según Julio "con todas las eses"): "Maestro, se me perdieron 5 pesos para el taxi, ¿no me prestas un billete?"... "Pobre tipo -piensa Julio-, no puede volver a su casa con el fresquete que hace..." y sin dudar, saca el billete de San Martín... después de todo, ¿qué son 5 pesos?.
¿Por qué será que uno esta dispuesto a ayudar solo alguién con el que se identifica socialmente?
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